domingo, 23 de abril de 2017


suena Donnie & Joe Emerson

algunas veces no almuerzo, como fruta acá en el living, un tanto encerrada. la señal de internet no llega a mi pieza y pareciera que en la casa nunca hay nadie, salvo el fantasma y yo. no creo perderme de nada, ni de la compañía ni de hacer esto en otro lugar de la casa. me tengo que bañar, pero la ducha es lo menos. desde que llegué es lo menos, como otro par de cosas. Pero yaya, prioridades, entonces agua y ajo.

otras cosas que siguen igual son el cariño que nos tenemos con piti.
ayer dormimos juntos, comimos, tomamos un té robado a las apuradas (tomarlo a las apuradas, robado a las apuradas también). me encantó, no me arrepiento de haber ido, haberme quedado, haber dormido con él. anduvimos en bici, nos morimos de frío, nos abrazamos un par de veces, pseudo discutimos una vez afuera del bar y charlamos de chicos y chicas.

en mi vida, hay cosas que no suelto o que no se sueltan o que no terminan de quedar en el pasado. siempre me hicieron creer que eso estaba mal, pero este fin de semana demuestra que no: todas esas horas y sonrisas y calidez en la baja temperatura con él, después de todo, a pesar de todo, gracias a todo: eso es lo que sí tiene sentido. las decisiones se tomaron, buenas y malas, pero al fin de cuentas dar amor a quien amás, finalmente dar amor a quien fue tu mitad de todo, es la conlusión perfecta.

sé que vas a leer esto algún día Agustín Barrios,
también te amo.
te amo porque quiero amor para vos
y verte bien me hace bien
y verte mal me pone triste,

gracias chiquilín por unas horas del pasado en el presente para el futuro.

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